Publicación original en La Sexta Cuerda. 01.03.2022
La última vez que Anestesia visitó Iruña-Pamplona fue hace tres años. Era una noche de febrero, fría, como son las noches de febrero en el norte peninsular. Entonces lo hacía en la gira del 25 aniversario de Gorrotoaren Ahotsa (1993), su primer larga duración. Antes habían publicado un par de maquetas autoeditadas, y el mítico Toki Berean (1991), que por cierto, acaban de reeditar en un formato más grande que el original, esta vez en un vinilo de 10´´. En aquella ocasión, Anestesia tocó en el exterior del Gaztetxe de Burlada, junto a Blood Brothers.


El pasado sábado lo hizo en la sala Totem de Villaba-Atarrabia, al lado de Iruña-Pamplona, y esta vez estuvieron acompañados de Smog, una banda cañera y técnica, que aporta frescura al panorama metalero vasco. La calidad de una banda se define por la defensa de su propuesta en el escenario, y Smog lo dejaron claro. Buen sonido, buenos músicos, un frontman que se dejó la piel y que conectó, con sencillez y simpatía, con un público quizás demasiado parado para ser noche de carnaval… aunque ya se veía por la sala algún disfraz. Combinaron su repertorio propio, temas geniales como Nun Zabiltza o Ametsetako Itzala, con alguna versión, como Toro, del Columpio Asesino, o la patilla, de Flitter. Un diez para una banda emergente, con mucho potencial y con proyección, por lo menos, estatal.


Anestesia nunca defrauda. En esta ocasión, en su concierto presentación de la gira Fenix, en el que dejaron claro que el grupo sigue muy en forma, y bien renacido, como dilucidan con el nombre de la gira que iniciaron el pasado sábado.


Desde Zure txanda o Korapiloak, con las que empezaron el bolo, hasta Agur, con la que se despidieron, todo el concierto fue una especie de catarsis colectiva. Una base rítmica bestial entre Beloki, y el característico bajo distorsionado de Daniel Aizpurua, que les dejaron a Mikel e Ibon la banda preparada para que se ganaran al personal.


Y vaya si lo hicieron. Entre unos ritmos precisos y el sonido crudo y desgarrado de guitarra y voz, vimos a unos Anestesia enérgicos, potentes, igual de críticos y comprometidos que siempre y que se que se comieron sin cubiertos a la sala Totem. Y tras la catarsis, vino la calma.

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