Volvió el Iruña Rock

Publicación original en La Sexta Cuerda

El Navarra Arena Nafarroa volvió a acoger, tras dos años de parón, la edición de 2022 del Iruña Rock. Había ganas, y se notaba entre las más de 4.000 personas que asistieron en la noche del viernes. Ya se vislumbra la normalidad, y eso se percibía en las caras de ilusión de quienes, por fin, pudieron volver a vivir un festival de este tipo en el corazón de Euskal Herria.

La banda navarra Mosh abrió el festival, puntual, a las cinco de la tarde, sin previos, con contundencia, defendieron Vértigosu reciente último trabajo, que descargaron casi al completo con su propuesta metal-hardcore, frente a un público que poco a poco iba llegando al Navarra Arena, con el café recién tomado y todavía haciendo la digestión.

Dejaron al público más metalero motivado, y el camino hecho para que Su Ta Gar, como siempre, se comiera el pabellón. La banda guipuzcoana tiene en Navarra un público especialmente fiel, que fue muy puntual, a pesar de las colas que se formaron al entrar, para llegar a ver a tiempo a los de Eibar. Heavy metal comunicado en euskera, sencillez, calidad técnica y compromiso. Y así desde 1987. Clásicos como Itxaropena o la mítica Jo Ta Ke, despertaron el lado más apasionado de un público intergeneracional cuyas caras denotaban emoción y felicidad.

Todavía en horario infantil, salieron a jugar en casa los Lendakaris Muertos. Y ahí seguían las familias con niños, que con los oídos bien protegidos, coreaban todas las canciones. El punk también es ternura. ¿O quizás es que ya es anacrónico, como decía Evaristo en una entrevista reciente? Da igual, si el anacronismo consiste en esto, dadnos más punk.

Los Lendakaris, además de mucha caña, le pusieron a la tarde del viernes  el humor socarrón con toque provocativo, en esta ocasión, con sus vivas a Rusia. Fue el primer concierto en casa de Iván, exguitarrista de los también iruindarras The Guilty Brigade, que se encargaron de cerrar la noche. Un público entregado acogió en brazos, y esto es literal, a un Aitor pletórico y tan lleno de energía como siempre.

Los asturianos Desakato abrieron la noche, y lo dieron todo, a pesar de que Pepo esté recién salido del hospital. El público, ya menos intergeneracional y más adolescente coreaba todos los temas de esta propuesta que marcó un poco la diferencia de registro musical en esta jornada del Iruña Rock.

Antes de la cancelación del festival debido a la pandemia, iba a tocar La Polla Records, pero ya sabemos cómo afectó el covid a la gira del grupo, por lo que esta vez fue La Tropa d´o Carallo, capitaneada por Evaristo, la encargada de sustituir a La Polla. No sería justo decir que los de Evaristo hicieron un mal bolo, más bien al contrario, sin embargo, y esto, por supuesto, es una opinión subjetiva, los temas de la nueva banda pecan de tal planitud, que solamente aquellas canciones de La Polla o de The Kagas fueron las que despuntaron en el repertorio. Quizás fue porque eran las que más se sabía el público. Todo puede ser.

Los Segis que demostraron encontrarse en plena forma, desgranaron un repertorio tanto con sus temas clásicos como de su último disco, Sangre Fácil, sin descanso ni pausas, a zapatilla. Como así mismo hicieron The Guilty Brigade, que también jugaron en casa, y si bien, después de los Segis, se encontraron con que ya había desaparecido buena parte del público, eso no les impidió imprimir toda la rabia que transmiten en sus bolos cerrando así, a lo grande, la noche del viernes del Iruña Rock. Dejaron un buen nivel y muchas ganas para el sábado…

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